Reino Unido se plantea seguir los pasos de Francia, los proveedores de internet tendrían que espiar las comunicaciones de sus usuarios y cortar el acceso a internet a aquellos que descarguen contenido con copyright de redes P2P si son reincidentes (primero habrá un aviso). Se trata de un nuevo episodio de la lucha por controlar internet que están desarrolando las discográficas y gestoras de derechos de autor.
Anoche, charlando con algunos blogueros de barcelona, algunos se sorprendían de como algunos actores de la industria cultural se obcecaban en resistirse a la adaptación del nuevo escenario que supone un internet libre. Los motivos, en mi opinión, son que sencillamente adapatarse tiene un coste y prefieren confiar en su poder de lobby. El culturetariado confía en que se legisle a su favor, adoptando su habitual (y penosa) actitud de llanto. Los resultados ya comienzan a verse en Europa, gobiernos dispuestos a eliminar el derecho al secreto de las comunicaciones y al acceso a la información para echarles una mano en su camino a la criminalización de millones de usuarios.
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